Mesa al fondo

Luego de dar un par de vueltas por la ciudad por fin decidió meterse en uno de los locales. Se veía atractivo desde afuera y necesitaba despejarse aún más. Aunque ya llevaba media botella de vodka encima aún se le notaba lúcido. Entró en el lugar hasta una mesa en el fondo, igual tenía buena visión del escenario. Después de unos segundos una chica con un atuendo que dejaba poco a la imaginación se acercó ofreciendole la carta. La tomó sonriendole en modo de agradecimiento y le echó un rápido vistazo. Antes de que la chica pudiera irse le cogió del brazo sutilmente haciendola voltear.

-Traeme un whisky doble, por favor

Le entregó la carta sonriendo nuevamente soltandola, la chica se alejó. Sacó de su chaqueta una cajetilla de cigarros y se colocó uno entre los labios..

Despues de dar muchas vueltas sin saber donde despejarse de aquel alboroto, le llamó la atención una pequeña cafetería de maidos.
Al entrar se fijo en una de las camareras más menudas, la cogió de la mano y se arrodilló para besarsela.

-Sumimasen, lady, ¿hay alguna mesa en la que pudiera disfrutar de unas agradables vistas?

La chica, ruborizada, le advirtió que la última mesa libre la había cogido un caballero que había entrado solo.

-¿Es posible sentarme con el caballero?

La señorita no puso pegas a su oferta y él se dirigió a la mesa del fondo. Cogió una silla, la colocó justo en frente de la persona de su misma mesa, y se sentó, mirándolo fijamente.

Se había pasado un buen rato distraído, mirando a las chicas que se paseaban con poca ropa por el lugar mientras inhalaba y exhalaba el tabako tranquilamente. De pronto alguien le tapó la visión devolviendolo a la realidad. Frente a él se había sentado un joven de aspecto distinto, como si no perteneciera a esta época, era interesante. Notó que lo miraba.

-Buenas noches

Saludó un tanto consternado aún sin sonreír, pues el joven no había dicho nada.

Al oir la voz de la persona sentaba en frente suyo, que al parecer acababa de notar su presencia, se notó relajado.
Cerró los ojos y sonrió.

-Buenas noches, ¿que hace un caballero de tal hermosura aquí, sin compañía y dándole a los vicios de la noche?

Se había fijado que esa persona estaba un poco desconcertada, al parecer por la bebida y el tabaco.
La verdad es que Kamijo, no prestaba atención a nada más que a esa persona con la que hablaba en ese instante.

Sonrió también ante su caballerosidad, no se veían personas así muy a menudo. Dejó el cigarro casi expirado en el cenicero.

-Pues eso justamente, amigo, dándole a los vicios de la noche

Rió apenas al tiempo que la chica de antes se acercaba a la mesa dejando su whisky sobre la mesa.

-¿No gusta algo de beber?

Preguntó al aún desconocido, haciendo que la mesera se quedara esperando la respuesta del joven.

Se sintió agusto de no ser rechazado, pensó unos segundos...

-Pues... traigame el refresco que más guste la señorita. No suelo beber alcohol.

Sonrió alegre a la camarera y volvió a dirigirse a la persona con la que conversaba.

-Perdón por no haberme presentado, mi nombre es Kamijo, Kamijo Versailles, gusto en conocerle.

Estiró el brazo esperando la respuesta de su acompañante de darle la mano mientras daba vueltas a su cabeza de si sería de su agrado ser tan abierto a los demás.

La camarera se dio media vuelta y se fue. Miró al joven delante de él un momento y tomó su mano en un gesto educado.

-Un placer Kamijo-san, mi nombre es Hyde. Puedes hablarme de tú, si gustas

Estrechó su mano sonriendo, alegrandose de no haber tenido que pasar esa noche solo en aquel bar. Cuando hubo soltado su mano dio un sorbo a su whisky.

-Y a ti qué te trae por aquí?

Preguntó aún sin estar seguro de que para su acompañante fuera correcto dirigirse a él de esa forma.

Hyde, así se llamaba aquel chico que se encontraba delante de él.

-Prefiero guardar mis formas,Hyde-san, por lo menos en público. No es nada personal, solo mis manías -Dijo mientras sonreía.

Kamijo se sentía incómodo dirigiéndose en segunda persona. Sin embargo, no le importaba la manera en la que se dirigieran a él.

-Pues... no estoy muy acostumbrado a mi instituto aún, hay mucho alboroto, y no sabía a donde dirigirme. Así que decidí darme una vuelta por la ciudad.

Hizo una ligera inclinación de cabeza también sonriendo.

- Ofrezco mis disculpas, Kamijo-san

La mesera se acercó una vez más llevando el refresco de Kamijo. Se alejó y volvió su vista a su acompañante.

-Entiendo completamente. Ese colegio es un caos, tampoco me gusta el alboroto. Por eso he venido aquí, además de que no tenía nada mejor que hacer. ¿En qué curso estás?

Habló mientras encendía un nuevo cigarillo, alargó la cajetilla hasta el joven ofreciendole uno.

Hyde, no le sonaba de nada. Bueno, tampoco es tan raro siendo nuevo.

-Estoy en 3º, ya sé que no es propio de mí este lugar por mi edad, pero no he venido por las mujeres si es lo que piensa. -dijo mientras bebía de su refresco.

Comenzó a jugar con un mechón de su larga melena, mientras miraba a su acompañante mientras este fumaba.

-No lleva muchos ya, Hyde-san?

Se rió un poco y seguidamente se acercó otra de las señoritas ligeras de ropa para preguntar si deseaban algo más.

Negó a la camarera con un movimiento de la mano y agradeció en voz baja. Exhaló el humo lentamente, apoyó ambos brazos en la mesa mirandole también escuchando lo que decía. Sonrió de igual forma alzando una ceja.

-Lo siento, ¿le molesta?

Dio el último sorbo a su whisky y apagó el cigarro contra el cenicero, ahora si comenzaba a sentirse mareado. Por ahora sería suficiente.

-Entiendo. Tampoco vine por las mujeres. Aunque ningún daño hace verlas de vez en cuando, ¿no cree?

Sonrió prestándole toda su atención.

Terminó de beber su refresco, y comenzó a dar vueltas a los cubitos de hielo con la pajita.

-No, no me molesta para nada. Lo digo por su salud.

Sonrió y comenzó a observar el ambiente del local. Ya se hacía tarde y empezaban a venir borrachos y pervertidos a deleitarse la mirada con las camareras.

-Sí, supongo que no está mal. Pero no me interesan las mujeres- dijo sonriendo- En fin, creo que se está haciendo tarde, y no debería llegar tarde a la habitación la primera noche.

Le pidió la cuenta de su refresco a una camarera y se dispuso a levantarse.

-¿Quiere acompañarme, Hyde-san?, No tengo bebida en mi habitación pero si quiere podemos comprar de camino.

Le sonrió también. Era raro que alguien se preocupara por su salud sin siquiera conocerlo, ni sus amigos solían hablarle de eso, sería porque sabían que no iba a hacerles caso. Por esta noche sería bueno y le daría ese gusto a su nuevo compañero.

-Ya veo.

Comentó ante la interesante revelación, sin dejar de sonreir. También pidió su cuenta. Ningún mal le haría acompañarle, además a eso había salido a distraerse un buen rato y al parecer había encontrado qué hacer esa noche. Tomó la chaqueta del respaldo de la silla poniendose así mismo de pie.

-Claro, será para mi un placer acompañarlo. Después de todo, usted ya me ha honrado con su compañia.

Amplió su sonrisa mientras le pagaba a la camarera.

-Le sigo

Le devolvió la sonrisa a su compañero.
La verdad es que sería muy interesante compartir momentos agradables con su nuevo amigo, si podía llamarsele así.

-Muy bien

También aprovecharía para preguntarle cosas sobre el instituto, los horarios y todas esas cosas que aún no contralaba muy bien.
Ambos salieron del local, despidiéndose de las amables señoritas del café.