Entre mesas y personas

Sin duda el echo de haberse cambiado el color de pelo y haber dejado sus ojos naturales, sin usar ninguna lentilla para eclipsar su verdadero color azulado, estaba causando gran impacto entre los presentes a juzgar por las miradas que le dedicaban.

Llevaba ya su bandeja de comida en la mano, eran las dos y media del mediodía y el comedor estaba casi abarrotado de gente. Se empezó a preocupar, el día anterior no vio a ninguna de sus compañeras, quizás no habían podido venir o algo por el estilo, y la verdad que sin ellas se sentía realmente sola y desprotegida.

Tomó aire, dirigió su vista hacia la mesa donde se sentaban todas juntas el año pasado, pero ya estaba ocupada por un grupo de chavales de pintas cuestionables, no pensaba acercarse.

Miró hacia otro lado y para su suerte descubrió una mesa completamente vacía, así que se encaminó ligera hacia ella para ocuparla antes que nadie y poder al fin comer tranquila. Pero alguien se interpuso en su camino frenando bruscamente su marcha, tan bruscamente que por poco se le cayeron los cubiertos al suelo.

Alzó la vista, y delante de ella se encontró a un tipo de más edad, corpulento, alto, con cara de pocos amigos y a la vez de un viciado insostenible - ¿Qué hay? ¿No tienes sitio para sentarte? ¿Te quieres sentar conmigo y mis amigos? - El tipo trató de ser amable a su manera, pero lo cierto es que sus intenciones eran tan transparentes que daban asco - Bueno yo... es que no tengo mucho tiempo, debo comer rápido e ir a estudiar... - Se inventó una excusa, tratando de que pareciese real, pero estaba muy nerviosa - Pues comes y te vas, ¿si? - Insistió el tipo; estaba perdida, si decía que no, tal vez se buscaría una bronca, o si decía que sí, le daría pie al tipo para más... cosas.

Era la hora de la comida, pero como era su costumbre no tenía mucha hambre, de todas formas entró en el comedor. Llevaba una manzana en la mano y le iba dando una que otra mordida mientras se paseaba esperando ver una cara agradable, en sí esperando ver a Nana o en su defecto a otra chica linda con la que pudiera hablar, su mano izquierda iba oculta en el bolsillo de su pantalón.

Pronto levantó la mirada y una cabellera rojiza le hizo voltear inevitablemente, a primera instancia no le reconoció pero notó que un tipo grande estaba intimidandola. No quería hacerse el héroe contra alguien de tal tamaño y porte, aun menos dado que el no tenía nada para defenderse así que siguió de largo hasta el cesto de basura, pero al pasar al lado de ambos reconoció la voz de Nana y no sonaba como si la conversación fuera de su agrado.

Botó el corazón de la manzana en el cesto y con arrepentimiento anticipado se acercó a ellos. Llegó por detrás de Nana apoyando una mano en su espalda.

-Hola Nana, ¿pasa algo?

Levantó la mirada hacia el tipo.

-¿Quién es tu amigo?

Dio un respingo en el sitio al sentir una mano posarse suavemente sobre su espalda, y se giró levemente para ver de quién se trataba. Para su sorpresa, era el chico al que había estado guiando hasta su clase el día anterior, Hyde, pero para la mala suerte de él... llegó en mal momento - Hyde... - Su rostro se tornó preocupado, más que nada por las formas curvas que adoptaron sus cejas.

El tipo observaba la escena y esbozó una sonrisa, o eso parecía, la mueca fue del todo repulsiva - ¿Y este mendrugo? ¿Es tu novio? - Miró al muchacho con desdén - No es mi novio - Respondió ella, y entonces el tipo se crujió los nudillos y el cuello; ella tragó saliva - Entonces... ¡no me molestes cuando hablo! - Gritó mientras alzaba su puño contra la cara de Hyde dándole de pleno en ella, tendría suerte si después de ese feroz golpe se sostenía en pie - ¡No! - Del susto, se le cayó la bandeja al suelo y todo lo que había encima de ella, enseguida fue a auxiliarle.

Entre tanto, el tipo pareció perder el interés, por lo menos de momento, luego, ya se vería, no iba a dejar escapar a semejante belleza de todos modos...

Viendo como se alejaba aquél tipo, ella se centró más en su golpeado y herido amigo - Lo siento mucho - Tomó su rostro entre sus manos con sumo cuidado, dedicándole toda su atención - ¿Te duele? - Todo el comedor se les quedó mirando, no obstante, al rato, volvieron a lo suyo; las peleas era ya una rutina.

Era justo lo que se esperaba, así que no le tomó de sorpresa, su sorpresa fue que doliera tanto. Jamás en toda su vida alguien lo había golpeado, al menos no de esa manera. Se tomó la cara con ambas manos pero no flaqueó las piernas, se mantuvo en pie esperando ver sangre o algo parecido. Sentía como la cabeza le daba vueltas y escuchó la voz de Nana como lejana y como si estuviese bloqueada por una gruesa capa de cristal.

-Estoy bien, n-necesito sentarme...

Con ayuda de Nana llegaron hasta la mesa, sintió como todos los presentes estaban mirando en cierto momento pero después siguieron en lo suyo como si nada. Parpadeó varias veces hasta que pudo ver a Nana con claridad, le tenía el rostro tomado con ambas manos y pudo ver sus ojos, de un hermoso color azul.

-Tu estás bien?

El mismo se sorprendió por su pregunta, casi le partían la cara pero aún así sintió preocupación por Nana. La miró un momento y luego suspiró desviando la vista.

-Lo siento, no debí meterme.

Le ayudó a sentarse despacio en una de las sillas y le contempló muy atentamente por si tenía algún tipo de resguño superficial, pero no era así, solo había sido el golpe lo que le había dejado realmente aturdido, sintió verdadera lástima por él - Lo siento mucho, sí, estoy bien, gracias - Quitó sus manos del rostro de él y se arrodilló enfrente suyo sin dejar de mirarle, esta vez no sentía ningún tipo de vergüenza al hacerlo - Sé que puede parecer confuso... complicado incluso incorporarse a un nuevo instituto, pero este es diferente, supongo que ya lo habrás visto, y ahora lo has comprobado, te dije que tuvieses cuidado porque una sola mirada te puede perder, si no llegas a aparecer... - Se adelantó para abrazarle con suavidad - Tranquilo, porque yo te ayudaré, seremos amigos, ¿vale? Nadie nos podrá hacer daño si nos mantenemos unidos - Se separó lentamente de él, pero todo eso se lo dijo bien cerca, ahora le miraba de forma bondadosa y dulce - Está bien, ¿quieres que te lleve a la enfermería o...? - Esperó su respuesta, o al menos ver como reaccionaba, mientras tanto una de las encargadas de la limpieza del comedor recogía la bandeja de la chica del suelo de bastante mala gana, pero no le quedaba otra.

Le miró fijamente, desde aquel ángulo se veía aún más angelical y esto terminó por convencerlo de que en lo que decía no había ni una pisca de mentira. Ella sabía más que él de aquel lugar, y si ella decía que había que tener cuidado, debía creerle. No dijo nada, cuando ella le echó los brazos encima correspondió el abrazo y escuchó cerca de su oído lo que decía. Para nada le desagradaba la idea de ser su amigo, sólo esperaba no tener que soportar muchas veces el mismo dolor que sentía en ese momento.

-No te preocupes por mi.

La verdad es que como no había comido bien, se sentía más débil de lo que se habría sentido otra persona. Ahora tenía náuseas pero no iba a dejar que esas cosas arruinaran aún más la comida de Nana. Se puso de pie y le sonrió aunque le dolía la cara.

-Vamos, necesitas tu comida y yo una botella con agua.

Le tendió la mano para que se levantara.

Asintió con la cabeza y se puso en pie tomando su mano, un gesto muy caballeroso - Oye, si quieres puedo ir yo a por tu botella de agua ya que voy por mi comida... creo que es mejor que te quedes sentado, tienes mala cara... ¿de verdad no quieres ir a la enfermería? - Volvió a insistir, pero porque realmente estaba preocupada por él, no obstante dejó las cosas como estaban, no quería ponerle nervioso - Espera aquí, es una orden - Le dijo señalándole con uno de sus dedos índice, seria, pero enseguida sonrió - Ya vengo - Corrió a ponerse a la fila de la comida y en unos minutos llegó con una nueva bandeja llena de víveres y una botella pequeña de agua fresca que dejó sobre la mesa, cerca de él, mientras ella se aventuraba a sentarse en la silla de enfrente - Bueno... - Le miró y después hizo lo mismo con su bandeja - Como es la hora de comer... pensé que tendrías hambre, te he cogido un sandwich, por si lo quieres - Le pasó el sandwich y se le quedó mirando como embelesada, algo tenía él, sí, porque le resultaba demasiado fácil hablarle, abrazarle... sin quererlo se había sumergido en un empano impresionante mientras su cabeza era sostenida por una de sus manos; su sonrisa parecía permanente en su rostro.

Negó con la cabeza ante la primera pregunta sobre la enfermería, lo último que quería era que todos, además de los que lo habían presenciado, se enteraran. No iba a discutir con ella, tenía razón, era mejor que se quedara ahí si quería seguir consciente. Mientras Nana estaba en la fila podía sentir miradas sobre él, no de los curiosos, seguramente de su atacante y sus amigos. Por primera vez en mucho tiempo sintió temor, no tanto por los golpes si porque pudieran llegar a matarlo... Se tomó la cara y se rió en silencio para sí mismo ante ese pensamiento. No podría ser tan malo... eso esperaba... Al rato llegó Nana y vio la botella de agua frente a el.

-Arigato...

Susurró en voz baja cuando se percató de la segunda parte de su amabilidad. No tenía hambre pero debía ser cortés, más con una chica tan tierna y agradable como ella. Cogió el sandwich y lo puso sobre la mesa, tomó la botella y le dio un trago largo. Se dio cuenta de como lo miraba y un tanto divertido se colocó en la misma posición, apoyando la cabeza en su mano.

-Y, qué clase tienes después?

Sus palabras parecieron sorprenderle, tal vez porque la obligaron a despertar de su empano y regresar al mundo real. Parpadeó un par de veces y apoyó su mano sobre la mesa - Ah... - Vio que él había adoptado su misma posición, se sintió algo avergonzada - Bueno, después tenemos un descanso de cinco minutos y los necesitaré para ir un momento a mi habitación pero luego... tengo inglés - Destapó la botella de zumo que se había traído consigo y bebió tímida, despacio pero bastante - Ah... - Sonrió dejando la botella sobre la bandeja - Qué bueno está - Sus mejillas se mantenían suavemente sonrojadas y mientras tanto comenzó a desenvolver su propio sandwich - Esperaba encontrar a mis amigas, pero por lo visto no están, al menos he ganado un nuevo amigo, aunque tu comienzo en esta escuela haya sido algo... rudo - Torció un poco el labio y mordió cuidadosa su sandwich, era muy comedida y educada así que de nuevo lo dejó sobre la bandeja - ¿Y tú qué clase tienes después? - Le preguntó después de tragar el pedacito que había arrancado viendo a su vez como la pandilla del tipo ese y sus amigos salían del comedor.

Sonrió enternecido por ella, y sintió que en realidad, al menos en ese momento, no le importaría volver a ser golpeado. La imitó y desenvolvió su sandwich dandole una mordida, tratando de no parecer menos educado que ella, aunque sinceramente no era el ser mejor portado. Pero que más daba, estaba ahí sentado con una linda chica y apenas era el segundo día de clases. Cuando la escuchó llamarlo su nuevo amigo y su comentario sobre su comienzo en el instituto, se tomó la cara riendo divertido.

-Está bien, puedo empezar con el pie izquierdo pero acoplarme y salir con el derecho

Le sonrió ampliamente y también vio de reojo a la pandilla de chicos salir del comedor. Sin darle importancia sacó su horario del bolsillo y lo revisó. Vio su reloj.

-Yo no tengo descanso, y me toca Historia. Pero aún tenemos un momento no?

Bebió un sorbo de su botella.

Le contagió su alegre risa de inmediato, pero paró para seguir hablando - ¿Historia? Bff... a veces se me hace tan aburrida... pero no me disgusta, es que... - Jugueteó un poco con su botella apoyando de nuevo su barbilla en una de sus manos, en un gesto aburrido y desinteresado - Los chicos de mi clase siempre molestan, interrumpen la clase y el profesor se molesta tanto que tiene que reprenderles para luego sacarlos fuera, al pasillo, y perdemos mucho tiempo, hay clases que nos llevan más ventaja, pero tampoco creas... - Dejó la botella de lado - Todavía hay tiempo, sí - Sonriente, mordió de nuevo su sandwich y bebió un poco de zumo, después de hacerlo, le miró seriamente - Tengo que advertirte de otra cosa - Dejó sus dos manos sobre la mesa y su rostro se tornó serio - ¿Has oído hablar de las bandas que se forman en algunos colegios? Pandillas de gamberros o de amigos que defienden... sus intereses - Se acercó un poco más a él - Pues ten cuidado, porque casi todos en este colegio están dentro de una, bien sea por su protección o porque van en contra de otros, no dejes que nadie te manipule, o acabarás mal - Se separó sin apartar la vista de él - Cuentan muchas cosas... y no son agradables, es por eso que te advierto, el tipo que te ha golpeado hoy, estoy segura de que pertenece a alguna banda, aunque no sabría decirte cual - Hablaba tan seriamente que por ese tiempo dejó atrás a la niña inocente que parecía no saber nada, pero era necesario ponerse así, más si la vida del chico podría depender de sus palabras.

-También detesto que hagan eso, te quitan el tiempo

Comentó, aún con una sonrisa, luego de que la chica terminara de hablar, mientras mordía su sandwich. Pero después ella se puso seria, de entrada sabía que algo malo pasaba ahí por las reacciones tan impulsivas de ese chico y por el ambiente que se sentía incluso dentro del comedor. Al escucharla hablar sin quererlo se había acercado también, como si esperara oir una verdad oculta en la que él, sin saberlo, estaba interesado. Cuando Nana terminó de hablar, ya tenía en la cabeza un concepto más claro de a donde iba todo eso. Se inclinó hacia ella y con ambas manos tomó las de ella mostrando seguridad, la miró a los ojos y con la misma seriedad con la que ella le había advertido, susurró.

-No te preocupes por mi, todos tenemos secretos

Sonrió despreocupado y se apartó un poco. Cogió la botella con agua y el sanwich y metió ambos en su morral.

-Te acompaño a tu clase?

Sintió la calidez de las manos de él sobre las suyas y el rubor volvió a su rostro pero de una forma muy leve. Sintió curiosidad por sus palabras, no las terminaba de comprender, ¿sería que él ya estaba metido en alguna banda o..? No preguntó - Bueno, si quieres - Le sonrió, quizás por el camino podrían seguir hablando y quizás podría indagar más en sus palabras.

Se puso en pie y recogió al igual que él su sandwich y su botella de zumo en la mochila, a continuación, salieron del comedor. Se sentía muy cómoda a su lado, parecían tener alguna que otra cosa en común como la sensación de pesadez que producían los alborotadores en las clases que no dejaban continuar con estas, además, era realmente amable y dispuesto.

Mientras caminaban por los pasillos, tomó un rumbo diferente - Espera, primero necesito ir a mi habitación un segundo, si quieres puedes adelantarte, tardaré un poquito, no puedes llegar tarde, nos veremos después, ¿vale? - Le dedicó una última sonrisa y echó a caminar por el pasillo perdiéndose al girar la esquina mientras los muñequitos de su mochila se movían graciosos de un lado para otro.

- FIN -